ESTE VIERNES 8 DE MARZO SE CELEBRARON 53 AÑOS DE LA PRIMER DERROTA DE MOHAMED ALI EN SU REGRESO AL BOXEO TRAS CASTIGO
San José, sábado 9 de marzo del 2024
Costa Rica – Muhammadi Alí fue tanto un boxeador como un activista social. En su derecho estará quien lo recuerde más como lo segundo que como lo primero, pero jamás podrá negarse el impacto de uno de los deportistas más influyentes de la historia. Nació en Kentucky en 1942 como Cassius Clay, demostró un inquebrantable compromiso con los derechos de los afroamericanos, se rebautizó como Muhammad Alí tras su conversión al Islam y fue multicampeón de boxeo hasta 1981, cuando se retiró. Si alguien debiera destacar un hito, al menos deportivo, por sobre el resto de las vivencias de Alí, seguramente nombraría la icónica “pelea del siglo” frente a Joe Fraizer.
Alí tenía un récord de 29 victorias y ninguna derrota y era el indiscutido campeón de The Ring, WBA y WBC en 1967. Pero su carrera daría un giro 180º en esa época. Fue llamado a combatir por los Estados Unidos en la guerra que su país había iniciado un tiempo atrás frente a Vietnam. Pero el boxeador, una persona de principios y convicciones innegociables, se resistió a pelear. Por supuesto que tendría consecuencias, más siendo un deportista multicampeón y reconocido. Por eso, fue despojado de todos sus títulos; pero no le importó.
Entre marzo de 1967 y octubre de 1970 un suspendido Muhammad Alí no volvió a pelear. Cuando dejó de hacerlo, un tal Joe Frazier emergía como una promesa del boxeo; cuando regresó, casi cuatro años más tarde, ya era un destacado campeón y había extirpado los títulos que antes le correspondían a él. Alí obtuvo dos victorias en 1970 (una frente a Ringo Bonavena) y extendió su récord a 31-0. Por supuesto, era cuestión de tiempo de que los medios y los fanáticos se ilusionaran con un combate Frazier-Alí. Y el nacido en Kentucky cometió el error de hacer enojar a su rival al considerarlo “vendido al oro blanco”. Le reprochaba que, siendo también descendiente de afroamericanos, persiguiera el título con tanto esmero deportivo como indiferencia social.
Frazier, de a poco y en silencio, fue entrenando y preparándose para lo inminente: el 8 de marzo de 1971 enfrentó en el Madison Square Garden de Nueva York y ante la mirada de más de 20.000 espectadores a Muhammad Alí, en una pelea a la que la rodeaba una expectativa sin precedentes. Se transmitió en los cines de Estados Unidos y vendió 2,5 millones de entradas. En Londres, inclusive, tuvieron la misma iniciativa y recaudaron 275 mil dólares en tickets. Y en la televisión abierta el espectáculo fue visto por otros 300 millones de fanáticos.
La pelea duró 15 rounds y estuvo marcada por el brazo izquierdo de Fraizer y la movilidad de Alí. Frank Sinatra, Woody Allen y Dustin Hoffman fueron solo algunas de las celebridades presentes durante el pleito. Fraizer esperaba su momento. Golpeaba y mucho, es cierto, pero evidentemente tenía un as bajo la manga. Alí se movía, esquivaba, contraatacaba y crecía con el delirio del público, mientras su rival esperaba una, solamente una, oportunidad para vengarse de quien lo había humillado públicamente. Round número 15. He allí, la ansiada chance: Joe Fraizer impactó con su brazo izquierdo la mandíbula de Muhammad Alí y lo hizo caer al piso. El multicampeón, el de un invicto de 31 peleas; el boxeador religioso que rechazó una guerra, el defensor de los afroamericanos. Ese hombre estaba en el suelo, sometido por aquel “vendido al oro blanco” que le demostraba así cuánto significaba para él un título mundial.
La campana sonó enseguida. Como si estuviera escrita en un guion. Y los jueces le otorgaron unánimemente la victoria Frazer: 9-6, 11-4 y 8-6 marcaron las tarjetas. Aquella noche acabó con los dos protagonistas en el hospital, vencidos por un desgaste físico sin igual. Fue, para los más devotos del boxeo, la mejor pelea de la historia del deporte. Hay quienes consideran incluso que la etiqueta de “la pelea del siglo” no le hace suficiente justicia. Por la expectativa, el contexto. Por el desarrollo, el desenlace y los protagonistas. Muhammad Alí y Joe Fraizer pelearon dos veces más, años más tarde, pero aquellas son solo noches anecdóticas. La que los marcó fue la del 8 de marzo de 1971, que hace que se los conmemore 53 años después con la idéntica admiración de ese entonces.
Miguel Delgado Segura
Periodista – Director
Atardecer Deportivo
Por www.mdzol.com
Foto: Historia Hoy